MISANTROPÍA DE SMART WORKING: ¿CÓMO INVOLUCRAR A LOS COLABORADORES?

Management
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El trabajo inteligente ha alimentado una sociabilidad laboral inmaterial como una gran red social


El período Covid ha revolucionado profundamente el mundo del trabajo, no solo físicamente, con la adopción masiva del smart working, sino también mentalmente, con trabajadores que continuaban ejerciendo sus funciones desde casa, en una suerte de empresa distribuida por todo el territorio.

Las tecnologías que lo hicieron posible estuvieron en nuestro poder durante mucho tiempo, pero muy pocos las utilizaron, como sucedió durante la pandemia, con oficinas generalmente cerradas o pobremente tripulados, y el trabajo que continuaba desde los hogares individuales.

La revolución tecnológica del trabajo remoto no se habría iniciado tan rápido y de forma masiva si no hubiéramos tenido que hacerlo a la fuerza, gracias a una serie de hábitos establecidos que siempre vieron como esencial la socialidad empresarial para producir y controlar las actividades de la cadena empresarial.

La configuración del trabajo pre-covid era, en general, diferente según el tamaño de la empresa, cuanto mayor era su tamaño y su internacionalización y más fácil era utilizaban el trabajo inteligente, por el contrario, cuanto más pequeña y localizada era la actividad y menos aptitud había para trabajar a distancia.

Con el efecto de la pandemia se ha producido un reordenamiento de hábitos empresariales, con la utilización transversal de un modelo de trabajo no concentrado en la empresa sino principalmente desde casa.

Las empresas se dieron cuenta de que, salvo casos especiales, las actividades podían seguir realizándose sin mayores problemas, que el modelo de deslocalización laboral podía tener un efecto positivo sobre los costos de administración de la propiedad y que el volumen de horas trabajadas no disminuyó, aún sin el control físico del trabajador, sino que, en muchos casos, aumentó.

Los colaboradores de la empresa, tras un periodo inicial de ajuste, han encontrado un equilibrio entre las actividades a realizar y el entorno del hogar, encontrando a su vez algunas ventajas, también económico en este proceso, que se refería al ahorro económico en los viajes casa-trabajo, en la vestimenta y, en ocasiones, en los costos de los almuerzos de trabajo.

A lo largo de los meses se ha ido creando un modelo de trabajo donde se había dejado de lado la sociabilidad, acostumbrándose a considerar las horas trabajadas únicamente como un rendimiento por hora en una empresa que tenía volverse inmaterial.

Al finalizar la pandemia, muchas empresas han mantenido el modelo de teletrabajo, mientras que otras han llevado a los trabajadores de regreso a las oficinas para retomar actividades presenciales.

Regresar a la oficina no fue algo sencillo para todos, ya que psicológicamente fue como comenzar un trabajo en una nueva empresa, reconectar relaciones con colegas, conocer de los demás y de lidiar con los cambios de carácter y psicológicos que trajo consigo el largo trabajo desde casa.

La sociabilidad de los componentes de las oficinas ya no es la misma de antes, esos mecanismos que existieron durante cierto tiempo no volverán rápidamente, gracias a factores de seguridad que tienden a aislar a los trabajadores incluso dentro de las oficinas.

Plantillas, separadores entre puestos de trabajo y escritorios, rotación de horarios, reducción de actividades de comedor o reuniones en la hora del almuerzo, transporte hacia y desde el lugar de trabajo regulado son las nuevas barreras.

En ocasiones, se ha desarrollado cierta misantropía profesional a través de la reducción de contactos humanos en la oficina, la minimización de visitas a clientes o proveedores, prefiriendo videoconferencias y una cierta desconfianza subyacente a las actividades que implican la presencia de otras personas en su zona de seguridad.

Esta mezcla compuesta por medidas de seguridad física y psicológica necesitará un tiempo promedio prolongado para ser resuelta, porque los colaboradores que sufren formas de misantropía laboral, viven un estrés en soportar la proximidad de otras personas y la idea de retomar actividades laborales que impliquen reuniones o viajes de negocios, abordar aviones, trenes, ir a hoteles y restaurantes.

Es importante comprender a quienes padecen estos problemas para tratar de solucionar los inútiles contactos comerciales directos, que se utilizaron en el pasado, mediante el uso de nuevos tecnologías de la comunicación.

Pero también es importante recrear una sociabilidad laboral, cuando sea necesario, ayudando también psicológicamente a quienes les cuesta más aceptar lugares y momentos comunes de trabajo.

Traducción automática. Nos disculpamos por cualquier inexactitud. Artículo original en italiano.


El Misantropo

Pintura de Pietrel Bruegel el viejo

Témpera sobre lienzo cm. 86x85

Museo de Capodimonte Nápoles


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